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jueves, 30 de julio de 2009

Alquimia Elementales Artificiales Creacion de Sirvientes

La Alquimia Hermética es diferente a los otros tipos por su enfoque mental, ya que por medio de la mente se puede influir sobre todos los mundos, siendo ella el puente entre el Alma y la materia. Las manipulaciones materiales sólo sirven aquí como auxiliares para los poderes del Alma, pero los Alquimistas más avanzados hacían uso de estas operaciones manuales rara vez con un fin que no fuera el de experimentar sobre esas materias e influir sobre ellas al proyectar el poder de su Voluntad.
Dentro de los grimorios de los Alquimistas, a pesar de su intrincado simbolismo, encontramos operaciones con estos objetivos:
1.-Transmutatio (Transmutación), por medio de la Lapis Philosophorum (Piedra Filosofal).
2.-Inmortalidad adquirida por medio del Elixir Vitae, el elixir de la Vida. Dentro de este objetivo se incluye la confección de la Panacea, la medicina universal que cura todas las enfermedades.
3.-Creación de un humunculus, o de varias clases de humunculi, humúnculos. Dentro de esta práctica se engloba la creación de toda clase de familiares, flagae o sirvientes mágicos que asistan al Alquimista para una u otra operación, según sea el objetivo para el cual fueron creados originariamente. El golem es un resultado de esta práctica y el genio en la botella, otro. La metodología en ambos casos es distinta, pero el procedimiento descansa en las mismas leyes vitales.
4.-La palingenesis o palingenesia, que consiste en reavivar físicamente a un ser a partir de sus propias cenizas. El ave fénix es un ejemplo del resultado de esta práctica, y es el tipo menos complicado de Resurrectio (resurección).
En el inciso tres se habla de una de las ramas en las cuales podía emplearse y demostrarse el poder creativo del practicante; se habla de la creación de varias clases de elementales artificiales, desde los de menor grado (constituídos de materia animada) hasta los de alto nivel (constituídos de materia sutil densificada o insuflada en materia densa), que se especializaban en determinadas tareas, según la voluntad del Alquimista lo especificaba.
Los métodos que se seguían para crear esta clase de elementales- servidores eran divididos generalmente en dos aproximaciones a estas operaciones, las cuales son:
--Espiritualizar la materia.
--Materializar el Espíritu.
Por mucho tiempo se ha hablado de la leyenda del Rabí Loew y de su Golem creado allá en Praga, en el tiempo en que alquimistas y kabalistas estaban estrechamente relacionados por vecindad territorial e ideológica. A la mayoría de los kabalistas tal creación-manipulación de los elementales se les hacía casi monstruosa y contranatural, puesto que ellos sólo buscaban servirse de los elementales que ya habían sido creados por Dios, mas no de elementales creados por ellos mismos porque pensaban que, por su misma osadía (y por la soberbia que significaba el tratar de igualarse al Creador), serían castigados y que su creación se iría contra ellos, como luego relataría admirablemente Mary Shelley en su novela "Frankestein"; y así fue como en esa época surgió la leyenda del Golem y del rabí que se atrevió a crearlo con fatídicos resultados para muchos, hasta que él mismo logró darle "muerte" a su creación. Pero, a pesar de tales amenazas psicológicas, los Alquimistas habían sido hábiles en la creación de tales elementales artificiales desde mucho antes de que los kabalistas supieran siquiera que en la naturaleza existe una clase de seres llamados "elementales" (entiéndanse los habitantes de los cuatro elementos metafísicos, por ejemplo). Y esto se comprueba en varios relatos del antiguo Egipto, donde se describe a los sacerdotes-magos (hermetistas) creando toda clase de elementales. Pero el relato más cercano a la versión del cuento medieval del Golem de Praga, salió a la luz poco más de dos milenios antes, y es uno en donde se habla del Mago Hermético Meri-Re, escriba extraordinario y sabio. Se dice que estando en el mundo de los muertos, formó un hombre de barro para que subiera a la tierra y comprobara si el faraón había cumplido las promesas que le había hecho a Merire después de que éste sacrificara su vida en intercambio por la del mandatario. "Entonces...Merire tomó un terrón de barro, moldeó con él un hombre y le practicó la apertura (también puede leerse aquí "abertura") de la boca", se dice en el texto del relato. Y fue de esta técnica de la creación de golems que surgió la extendida y exotérica costumbre de la creación de los Ushabtis, que eran estatuillas programadas mágicamente para atender las necesidades de los muertos en su tránsito al otro mundo, así como ayudar a los ka para mantenerse cómodos en la tumba donde se encontraba su vehículo físico mumificado.

Clases de elementales.
Para el motivo de nuestro estudio, delimitaremos las distintas clases de elementales en dos órdenes: los naturales y los artificiales. Dentro de la primera categoría podemos incluir: los elementales de la naturaleza (gnomos de la tierra, ondinas del agua, silfos del aire y salamandras del fuego), los flagae (espíritus/genios tutelares que sirven a los humanos desde el nacimiento y los instruyen en distintas ramas del saber), los familiares asignados para ayudarle al alquimista en tareas específicas (ya sea por los guías o los protectores/guardianes del practicante)...Éstos están dentro de los más importantes, generalizando, claro está. Por otro lado, dentro de los elementales artificiales (aquí artificial debe ser entendido en su contexto antiguo como "creado por medio del Arte"--la Alquimia), incluímos a las distintas clases de golems (formados a partir del barro, arcilla o bronce), a los humunculi (formados de materia astral), a los djinn o genii (genios creados por los hombres con materia sutil del plano etérico)...y dentro de estas tres categorías podemos englobar la mayor cantidad de ejemplos disponibles.
Los antiguos filósofos herméticos de Khem (Egipto) formaban estatuas y atraían las influencias cósmicas y estelares sobre ellas por los medios magnéticos y simpáticos que ahora rara vez son empleados con la misma maestría. Así era como estas estatuas se convertían en focos de poder cósmico que irradiaban las virtudes benéficas de los mundos superiores sobre los habitantes de Khem. Pero esto no llegó hasta ahí: Los Alquimistas más poderosos de esta antigua "tierra negra" podían lograr incluso "que los dioses descendieran sobre las estatuas para animarlas e instruir a los hombres", como se menciona en el Asclepios, libelo contenido dentro del Corpus Hermeticum. Posteriormente, este arte fue perfeccionado en alto grado por los alquimistas árabes, quienes descubrieron que esos que los antiguos egipcios llamaban dioses, eran más bien "genios" tutelares. Y se dieron a la tarea de confeccionar los "contenedores de esencias" que dieron origen a la fábula tan popular de "el genio dentro de la botella", porque generalmente los practicantes empleaban artefactos y "aparatos" similares, e incluso lámparas (!), aunque esto era una rareza y la mayoría de las veces simplemente se empleaban cristales, ya fuera en mineral o montados en anillos, además de botellas, redomas, frascos y ánforas, por citar sólo algunos, ya que es mucho más complicado emplear artefactos más grandes, como lo dice bien el Abad Trithemius, que fue maestro de Paracelsus, de Agrippa y de Fausto, en su tratado "Sobre la forma de atraer los espíritus a los cristales".
Entonces, como se ha visto, en la antigüedad los Alquimistas se servían mayormente de los elementales naturales y los empleaban para distintos fines. No fue hasta en la Edad Media cuando la creación de elementales como los golems y los humunculi cobró fuerza. Se habla de Michael Scott y su "sirviente de las sombras" (que no era más que un humunculus formado de materia astral); se cuenta de Albertus Magnus y su "androide", ese autómata que su discípulo Tomás de Aquino redujo a pedazos por considerarlo del diablo; se narran maravillas también sobre Roger Bacon y su "cabeza parlante" que, después de transcurridos tres lapsos de tiempo en los cuales no fue atendida, se hizo pedazos. Posteriormente, en el período de finales de la Edad Media se cita a Paracelsus y sus "sirvientes", y se relatan maravillas sobre sus humunculi creados por su genio y sabiduría. Poco más tarde, entramos en los albores del renacimiento y escuchamos de Cornelius Agrippa y su misterioso perro negro; de Johannes Fausto y su asociado Mephistópheles (del griego: "aquél que odia la Luz", otro elemental de materia astral, aunque la historia de la Iglesia nos quiere convencer de que el tal Mephistópheles era un "demonio" en el sentido de espíritu malévolo del infierno). Luego, figuran John Dee y Edward Kelley con sus ayudantes invisibles que les transmitían los mensajes de los ángeles y de los espíritus inmortales de las esferas etéreas.
Hay más casos notables, pero me parece que el citar estos ya es suficiente. Por último, hay que notar que los golems son
creados "espiritualizando la materia" y los humunculi, a la inversa, "materializando el espíritu". Y el secreto aquí es que, como bien lo notó Eliphas Levi en su "Dogma y ritual de la Alta Magia", el androide, empleado para sus propósitos más elevados, es un sirviente que se crea en la esfera de la mente, y que luego se proyecta al estado objetivo hasta que adquiere una cierta autonomía para que, de esta forma y por medio del vínculo magnético establecido entre él y su creador, funcione como un vehículo para hacer manifiestos los hechos obrados por la voluntad del Alquimista en lugares (más allá de los niveles astral y mental) a los cuales el cuerpo y la conciencia de este último no podrían llegar de otra manera (y si llegan, todavía les falta el ser eficaces y el poder influir concretamente sobre esos niveles). Y el humunculus, de manera similar, es un vehículo creado a partir de materia etérea o astral (en algunas partes este vehículo artificial es llamado "cuerpo de luz") que le sirve al practicante como un medio en el que puede proyectar su conciencia para desenvolverse en distintos mundos, planos y dimensiones a los cuales no puede llegar mientras no culmine con la Gran Obra y no obtenga el cuerpo solar glorificado que puede bajar y elevar sus vibraciones para adaptarse a las frecuencias de los distintos mundos del cosmos. Es como quien fabricara un automóvil por sus propios medios y después, saliendo de su casa, lo usara para viajar por distintas partes del mundo a las cuales, por supuesto, no puede llegar a pie (y menos con su casa a cuestas!!)

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